martes, 18 de enero de 2011

VI Certamen Literario Cartas de Amor San Valentin de la biblioteca municipal de grado 2011

En este certamen no necesito vuestos votos, sólo mucha "suerte". Espero que os guste. Un abrazo.


Mientras sueñas…


Sé que aún es pronto para despertar de tu sueño;  y no deseo  perturbar tu vuelo distante, porque así estás preciosa. Me tomo el tiempo necesario para mirarte con sutileza y con apasionados deseos de cobijarte, en las palabras que tu ausencia irreal crea en esta carta que escribo mientras te observo en silencio. Es así que llevo un tiempo creando metáforas en la inmensidad de tu figura. Siento tu aliento cerca de mi boca, mientras observo como tus pestañas tiemblan; quién sabe por qué, si por el frío reinante o por tu sueño inalcanzable. Observo tu cuello, frágil, inmóvil, como el agua convertida en hielo en esta noche de frío, y deseo mordisquearlo, como el pan recién hecho, y llevarme su esencia al ramal de mis venas, pero pienso, recapacito con razón y prefiero verte tal cuál, como el mar en calma, como el cielo azul tras la tormenta, siendo tú, tan sólo tú, una ilusión virgen en mi pensamiento. Mis dedos acarician tan noble parte de tu cuerpo y tus cejas se agrietan consintiendo tal atrevimiento. Se me escapa un te quiero, mientras cambias de posición y me das la espalda. Pienso que ya no me quieres; pero mientras mi mente se sumerge en la tristeza por unos segundos, tu mano se acerca a la mía y roza la palma de mi mano. ¡¡¡Ignorante de mí!!!

- Estoy escribiendo para ti, mi niña.- susurro en tu oído.

Y vuelvo a sentir el roce de tu mano. La emoción se escapa de mi razonamiento en este momento, y trato de recomponer el ánimo entre un silencio que acalla el viento frío de esta noche. Ahora observo tu pelo liso, tu espalda, tu cintura moldeada por mis manos, tus piernas y tus pies, y sigues siendo la misma mujer, una silueta inmóvil pero ardiente. Arropo tu hombro derecho mientras lo beso y sigo escribiéndote, recreando mi imaginación, adentrándome en tu inescrutable  sueño, siendo parte de tus misterios, besándote la frente en el camino de quietud que transitas esta noche. Y me siento tuyo, abnegadamente tuyo. Pero deseo ver tu cara mientras sonríes y te afanas en soñar con la felicidad. Y es así que vuelvo a destaparte por un segundo, para cambiar de posición y poder mirarte a la cara. De nuevo te arropo como la luna envuelve a la noche y siento que eres feliz en este sueño, pues sonríes incansablemente.  Verte sonreír es mi afán, por eso deseo que tu sueño sea eterno, al menos por hoy, pues así soy feliz, admirando tus gestos y tu silueta. Y, aunque esta noche de incipiente lluvia suele traer nostalgia, sé que en tu sueño me encuentro resguardado y muy cerca de tu corazón, y así lo siento en esta realidad que trato de llevarte en mis palabras mientras duermes.

Acabo de ver cómo sale la lengua de tus finos labios y los humedeces con un movimiento lento. Seguro tienes sed y es momento de besarte, de llevarte algo de mi esencia para aplacar tu ansia. Te beso lentamente, sosteniendo tu barbilla, y ahora mi pasión por ti es infinita. Apenas tengo tiempo para terminar esta carta, los rayos del sol empiezan a proyectarse en las paredes de la habitación. La lluvia ha cesado  y tus labios aún reclaman más de mí. Pero no tengo tiempo, quiero llevar mis sentimientos a tu realidad cuando regreses. Miro de nuevo tus facciones, bellas como las amapolas en primavera y aunque sé que mueres de sed, el oasis está cerca, muy cerca mi niña.


Instintivamente agarro tu mano y la llevo a mi corazón. Ahora siento como tu cara se aproxima lánguidamente a mi pecho, y sé que buscas cobijo. ¡¡¡Quizás el sueño es demasiado largo!!! Tu expresión recompone mis fuerzas, siento que a lo lejos ves el oasis que calmará tu sed, y eso me reconforta. Te miro con dulzura y vuelvo a idealizarte en este amor libre y apasionado que siento. Te beso mientras acaricio tus mejillas, y mi corazón se disgrega de mi cuerpo, se acomoda en tus últimos segundos de vigilia, en el rincón de tu fantasía, donde tantas veces me encuentras esperando tu llegada. Ahora es tarde para despedidas, nos hemos encontrado de nuevo en tu sueño y en él nos hemos amado en silencio. Dejo tu cara caer sobre la almohada lentamente y, antes de irme, vuelvo a mirarte. Tu expresión es de paz y felicidad, sé que sabes que he estado a tu lado, cerca de ti, llenando tu vacío en esta noche de nostalgia y frío, y eso, me hace sentir feliz.

Ningún día es igual, todo cambia, nada subyace sin un motivo. El sol cubre tu cara en este momento, cuando en la noche eran sombras y lluvia de nostalgia, y siento que pronto tus ojos se abrirán de par en par y me buscarás, pero cuando despiertes yo no estaré; pero te dejaré esta carta que habla de amor, de nuestro amor. Y es que el amor nos vuelve locos y no nos importa el resto, además si tú me amas y yo te amo ¿qué más puedo pedir?... Y no estaré cuando la leas, pues si yo soy capaz de verte feliz en silencio, sin palabras y con miradas ciegas, tú seguro serás capaz de leer esta carta con la misma felicidad con la que yo te he observado esta noche. Pero no me iré lejos, siempre llegaré para apaciguar tu hambruna y darte fuerzas para encontrar el oasis donde satisfacer tu sed de mí. Nadie puede impedir que me siente en mi rincón a escribir estas cartas mientras te amo en silencio, nadie, ni tan siquiera la monotonía de los días, pues así sé amarte conforme eres, sin aderezos, con tu personalidad, tus defectos y tus virtudes. ¡¡¡Como siempre has sido, como siempre nos hemos querido!!!

- Hasta mañana cariño.- susurro a tu oído mientras vuelvo a arroparte y deposito la carta en la palma de tu mano.

 Miguel Ángel Bernao





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