miércoles, 16 de noviembre de 2011

Poema incluido "En el filo de la ternidad"


El mar sigue cantando cuando pierde una ola”

Antonio Porchia.-


Cuando marche al cielo infinito,
con el velo marino del horizonte
a hombros de mi ilusión prendido,
mil suspiros de amor dejaré en el aire,
que recitados mis versos al recuerdo
mi alma liviana siempre te abrace.
Dejo en penumbra y calma la mar,
en la blanda arena dos encendidas velas
que ni el desquiciado viento pueda apagar.
Un soneto entre la huella de mis pasos
que ni las infames olas puedan borrar,
y en los acantilados, una rosa blanca
donde felizmente poderte besar.
Y aquí, en nuestra extensión sentimental,
en la abismal anchura de los sueños
donde unidos, siempre quisimos volar,
acaricio con inerte dulzura tus mejillas
antes de arrojarnos al fondo del mar.
Surcando el celeste cielo caeremos
en un eterno deseo de amor sin final,
en momentos de pasión sin límites
que el tiempo jamás podrá olvidar.
¡No temas!, princesa de blanco coral,
mis lágrimas saladas ya borraron el miedo,
tormenta que nos quiso hacer naufragar,
sujeta mi fiel sentimiento y déjate llevar
a orillas de mi corazón y su extensa libertad.
Que el amor es el destino que el viento lleva,
entre corales, quimeras y apacibles mareas
de luz, fraguado en noches de luna llena
con el magullado ocaso del tiempo, que espera
en las aguas serenas del mar que navegas.


Miguel Ángel Bernao

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