Más puros que el aliento,
así se besan los aires desparramados
en las sepultadas raíces de los páramos.
Este campo que hoy, con tonos armónicos
vierte en serenidad los gozos en silencio.
Caminando por acequias sin agua,
a lo lejos el pasto frenético del rebaño,
los bombos semi enterrados,
en llanuras de mar y arena,
y un almuerzo sin brasa, pero temprano.
Allá, extendida en el horizonte
que a lo lejos se divisa,
la mujer, en lágrimas vierte añoranza…
luego, el sol se desmonta en la linde,
languideciendo sus virtudes
en vides amuralladas de pámpanas.
Crece el hollejo y grado de este vino,
arrinconando borrascas antes del parto,
crecidos ya los racimos, hoy se acumulan,
en las quebradas palmas del campesino.
Así es el campo, que ya florecido,
encomia el encargo por ti concluido.
Derechos reservados del autor – @Poemas 2011
Prohibida su reproducción sin la autorización expresa del autor
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Miguel Á. Bernao
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