domingo, 18 de diciembre de 2011

El invierno en mi lágrima

Agua de extensos ríos y valles
que agrietas el fango del cauce,
en tu reflejo, ya no asoman
prendidos en los sauces,
los albos mirlos sus pelajes.
Hoy te transformas en hielo,
como lagrima ante el frió viento,
que sola y doliente se desliza,
por las penas de este invierno.
Ya no volverán las amapolas
a germinar tú friso ondulado,
ni tan siquiera las tormentas
desbocar tus misterios fondeados.
Eres agua confusa de invierno,
como mi corazón débil y helado,
que por un instante limitó su cauce,
entre las primaveras y otoños
de tus sentimientos dispares.   


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Miguel Á. Bernao

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