domingo, 11 de diciembre de 2011

El viejo mar

Tiende la voluptuosidad de mi cuerpo a ensancharse
y desmembrar las finas tiras de bambú de esta silla que,
con hechuras de monotonía, predispone sus cuatro patas
ante la grandiosidad del mar que hoy, trae bálsamo a presencia.
Otro día, dónde te observo moldear una muralla de arena,
en la cercanía de las olas que quieren atravesar tu reino.
Me aturullo en mi vejez, que expone sus arrugas al viento
y que, golpea sin freno la pasividad de este momento,
dónde a lo lejos, tú sigues soportando la furia del mar,
con desaires de fatiga, deseando gobernar la tierra,
donde su agua, aún no acaricia tus pies pequeños.
Y yo...aguantando los celos y el recuerdo, presiento
que el final será verter llorar abatido, desconsolado
y con el pecho abierto y, sin poder erguir mi cuerpo
ya llora el melancólico viejo, mirando los mismos mares
y esa muralla derribada por la fuerza de los recuerdos.
¡Ay mi niño, llora al cielo tormentoso tus lamentos
 y a la furia de las olas, su constante atrevimiento!

Derechos reservados del autor – @Poemas 2011
Prohibida su reproducción sin la autorización expresa del autor


Miguel Á. Bernao

No hay comentarios:

Publicar un comentario