sábado, 17 de diciembre de 2011

La envidia del buitre

El préstamo que te he entregado es mi vida,
amplia como el contorno indescifrable de lo eterno;
las migajas de mi don son para el resto,
que hoy tan sólo nos miran
como hambrientos buitres
en vastos sueños sin fantasía.
No me importa sentirme culpable por un crimen,
si así se puede llamar el amarte sin sentido,
en el agónico cinismo de tu tórrido embrujo.
Y es que corrompes mis amaneceres ficticios,
en la realidad pasional de tus besos prohibidos.
Y aunque no te des cuenta,
me incitas a saborear la hiel
de tu boca semidesnuda,
y aunque, a veces no desee soñarte,
la melancolía de tu ausencia
es tan sumamente fuerte,
que por más que lo intente,
nunca podré soportar perderte.
Amantes de sueños consentidos
entre mares de grisáceas aguas,
así nos llaman los ténebres buitres,
que en lo eterno, ya campan a sus anchas,
buscando carroña y alimentando crímenes
en llanuras de envidia y besos prohibidos.
Derechos reservados del autor – @Poemas 2011
Prohibida su reproducción sin la autorización expresa del autor

Miguel Á. Bernao

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