Te doy mis verso
para que lo acunes,
y, si acaso llega el momento,
lleves al presente mi nombre
en tu futuro recuerdo.
¿Qué mejor regalo que
la sinceridad del verso
en el sentimiento entregado?
Te doy mi vida,
te doy mi verso,
te doy mi alma sincera
que siempre escribió en pecado.
Te entrego el mustio silencio
de mi sentimiento calado,
en lluvia de cielos desiertos
y nubes de blanco destello.
Te ofrezco la eternidad,
te entrego este verso,
te brindo el calor eterno
de este poema sincero,
que ya fue escrito
en letras de fuego,
en las noches de amor
que juntos...recorrimos en sueños.
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