Si miraras mis hundidas cuencas,
quizás entenderías el dolor que siento,
y en mis lágrimas teñidas de rojo
sembrarías tu propio consuelo.
Me enferma ser olvidada mentira
para este alma que entrego su cuerpo,
sin oscurecer el dolor sentido
en las finas espinas de tu olvido.
Hubiera sido mejor saciar mi sed con la verdad,
y no esperar, ahogado ya mi cuerpo,
llorar la muerte de mi triste alma.
Ya tragué los océanos de tu mentira
dónde una noche navegaste en sueños,
y ya exánime tan sólo deseo
ser amante en tu eterno recuerdo.
¡Que te quise en esta vida
con el ansía de un momento
enterrando tu inmensa mentira
en la verdad de mi sentimiento!
Derechos reservados del autor – @Poemas 2011
Prohibida su reproducción sin la autorización expresa del autor
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Miguel Á. Bernao
Dicen que es difícil creer que existen mentiras verdaderas, porque la mentira siempre es mentira.
ResponderEliminarDesgarradores versos.
Besos.
La mentira es mentira y la verdad a veces verdad a medias estimada Teresa.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por entrar en mi "mundo"