Llega el momento…
el monótono murmullo del fuego,
cual brizna de secos álamos que se amontonan
en hogueras de felicidad y diálogos desnudos.
Este dolorido frío de invierno, que en el viento
reposa su furia contenida y hundido el sol en hielo,
se agrietan las manos entre albores y brumas.
En este impávido aposento, detrás del infinito,
el inmenso gozo de una acalorada mejilla,
es suficiente para cubrir de besos los rincones
y velar con el cuerpo desnudo, la esencia de tu alma.
Pocos días y muchas noches serán necesarias,
para desprender este aliento inmutable que trae el viento,
que aunque el frío esconda tus anhelados abrazos,
siempre serán bálsamo para mi eterno cariño.
Derechos reservados del autor - @Poemas2011
Prohibida su reprodución sin la autorización expresa del autor
el monótono murmullo del fuego,
cual brizna de secos álamos que se amontonan
en hogueras de felicidad y diálogos desnudos.
Este dolorido frío de invierno, que en el viento
reposa su furia contenida y hundido el sol en hielo,
se agrietan las manos entre albores y brumas.
En este impávido aposento, detrás del infinito,
el inmenso gozo de una acalorada mejilla,
es suficiente para cubrir de besos los rincones
y velar con el cuerpo desnudo, la esencia de tu alma.
Pocos días y muchas noches serán necesarias,
para desprender este aliento inmutable que trae el viento,
que aunque el frío esconda tus anhelados abrazos,
siempre serán bálsamo para mi eterno cariño.
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Prohibida su reprodución sin la autorización expresa del autor
Miguel Á. Bernao
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