sábado, 14 de abril de 2012

Muere el cuerpo...fluye el alma

Dejad carne adentro los sentimientos,
que vaya la dulce brisa a guarecerlos
y los posibles silencios del descontento
... que cubran de alegría nuestros sueños.

Que no sea el viento quién se lleve
la sangre derramada por las venas,
que sean los inaccesibles cielos
los que den placer a nuestras penas.

Y seamos felices con la hermosa lágrima
que prendida en el iris ilumina el camino
cansada de esconder el pasional delirio
en las bondades anchurosas del alma.

Y cuando yo me muera
con la negrura blanca,
dejadme en los abrojos del tiempo,
y en los recuerdos de mi vida
los sentimientos de una esperanza.

¡Todo lo tengo, ya nada me falta,
ya se eleva la reluciente alma,
por los contornos del cielo
y mis desconsoladas lágrimas!



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