Me gusta abandonarme a solas
en la balconada de las noches,
entre el sutil destello de las estrellas
y el plácido silencio de mi mente.
Me gusta observar los horizontes
que dan forma a mi silueta,
y en los contornos del aire sumiso
dejar esparcidas mis tristes penas.
Me gusta entender la vida sin cadenas,
los campos sin tormentas y los silencios
libres de esclavitud y ambiguas condenas.
Me gusta amar sin ser visto...
en los horizontes del destierro solitario
de mi sincero y humano simbolismo.
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