domingo, 10 de noviembre de 2013

Soñé

Soñé con un mundo en una ilusión que no era mía
donde las libélulas caían con las alas entumecidas
y los rigores del invierno hacían que las chimeneas
guardarán en sus difusas aristas la madera carcomida.

Soñé en el momento donde las ratas arañan la conciencia,
soñé tenerte en la oscuridad y las pasiones incontrolables,
soñé la vida entre los estados anímicos de la neurastenia,
soñé morir resignando mi herencia a los perros y las aves.

Y el sueño nunca pronunció su inmediata presencia
y mientras la noche husmeaba los rincones de la alcoba,
la indiscreción portentosa de las nebulosas mariposas 
despertó el deseo irascible de nuestros cuerpos desnudos.

Soñé un mundo sin la parquedad de imaginarte,
y volví a despertar, sabiéndote dormida en mi presencia,
oprimida a los pliegues de la piel, suplicándome,
dictándome las notas del pentagrama de la existencia,
y vagando con las inestables estrellas, por aquellos mundos
donde tantas otras veces, consideré la necesidad de volver a amarte.

Soñé con un mundo en una ilusión que no era mía
donde las libélulas caían con las alas entumecidas
y los rigores del invierno hacían que las chimeneas
guardarán en sus difusas aristas la madera carcomida.


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