Vuelvo a emborracharme de tu ausencia
en esta noche sin estrellas y sin luna,
vuelvo a saborear el agrio recuerdo
que dejaste, en el vaso, a modo de anhelo,
de tono carmín y forma de abandonado beso.
Vuelvo a encender las luces en mi camino,
entre serpenteantes movimientos de sombras,
y no sé, hacía donde me dirijo,
ni que atajo coger, para calmar este dolor
que parte el alma, como afilados cuchillos.
Vuelvo a sentirme ausente de este mundo,
y recordándote asi, antes de tratar de olvidarte,
en esta eternidad de idas y venidas,
del llanto a la risa, del recuerdo al presente,
no sé, si podrás entender, que jamás quise perderte.
Miguel Ángel Bernao
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