viernes, 9 de diciembre de 2011

El estuario de la vida

Existe un paralelismo real
entre la vida y el cauce de un río,
como los instantes, en aguas bravas
y estanques calmados;
un contraluz que separa los dos márgenes
 equidistantes de una rivera,
entre reflejos incandescentes,
de sombras y algas desoladas.
Esa línea que separa la ficción de la realidad,
como el estuario filtra el agua dulce de la salada.
Esa línea son los momentos.
Momentos, que nos eximen
de la aterradora responsabilidad
de una decisión tomada,
entre alfileres prendida por la duda,
momentos de providencias necesarias
 para el baño en aguas mansas,
momentos donde sumergirnos
en la paz tan ansiada y deseada,
momentos, posando nuestro calma
en un barco con velas rasgadas,
momentos dónde desdoblar los esfuerzos
para seguir el cauce del alma.
Momentos…
 Y existe algo que nos proyecta al reflejo
de nuestra sombra con el agua del río,
y esto no es otra cosa,
que el disfraz de la etérea vida,
que una veces se colma de dulzura,
y otras muchas, empalaga de amargura.

Derechos reservados del autor – @Poemas 2011
Prohibida su reproducción sin la autorización expresa del autor.-



Miguel Á. Bernao

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