lunes, 26 de diciembre de 2011

El poeta eterno

La poesía no tiene tiempo, el que la lee la rescata,
la hace presente y luego la regresa a su eternidad”

Doménico Cieri Estrada.- Escritor mexicano.


Resta, por fin, el sueño, como un bello marco
sin óleo, expulsado del paraíso de la imaginación,
aunque pintaría los ideales de color azul, de nuevo,
como antaño, cuando surcaba la arena que esculpía el viento.

Veo el diorama de mi rastro entre luchas infames,
y siempre, cuando cae la tarde azarosa,
recobro la fuerza que me dan las almas ausentes,
las que te hablan del momento de recuperar
la esencia de la vida en el atardecer inacabado.
Ante semejante entrega de éxtasis,
más de una lágrima cae de la cuenca del alma,
recordando los espíritus ausentes
en el contexto de un beso imaginado.

Por encima del olvido queda la presencia,
sobre el abismo del recurrente recuerdo,
la naturaleza de mi espontánea esencia
y en la voz ronca y dormida un prohibido sueño.

El viaje es, según yo creo, un inmenso jardín
de fragancias y colores desnudos,
no obstante la vida se arropa en mis bondades
transmitidas en los versos sostenidos de mis ideales.

La elegancia es el vestir el alma del color del corazón,
apartando los andrajosos harapos del armario del sentir,
sin embargo, también la frecuencia del dolor
deja roída la ropa que se guarda con pasión.
Entonces llega el pavor a las almas débiles
puesto que han sido elegidas para ello,
encontrando el amargo gusto de las épocas
donde el amor eterno escribió sus versos.

Mi juventud no fue tan solo una odisea de conocimiento,
quizás si el molde, pero nunca el inicio de un sueño,
mi sino se moldeó con el paso del tiempo,
y donde quiera que vaya dejaré mi testamento.

¿Qué importa que el aire gire la veleta?,
si tal cual fui, seré,
o que incluso en noches imperfectas
las estrellas aparten mi presencia.

Nada me importa más que sostener mi fuerza,
husmeando por los rincones más intimos de mi esencia,
y en lo oscuro de una elegía sutilmente creada
dejar soledades profundas de esperanza.

Que poeta soy de albas, rosas y firmamentos,
así lo quiso mi desdoblada alma,
entre dos mundos de opacos presagios
colocada frente al brillo de tu mirada.
¿Qué me importa que nadie me crea?,
nada, apenas la duda de esta humanidad que daña,
sin querer, con el perdón tras la daga,
sin importarle apenas nada.

Y no me acostumbro a los hilos que levantan mis manos,
en este teatro de marionetas que casi nunca ríen,
¡quiero ser un payaso unido a una rosa sin grilletes,
caminando por el mundo entre sueños y placeres!

Yo era un muchacho sin nombre,
poeta de esta tierra que me asombra,
me destroza, me enamora y me adula
y por amor cree mi hambre,
en el solemne conjuro de la luna.

Y veo la eternidad cercana en el balcón de mi esperanza,
aunque el lado oscuro de la mente te recuerde
el sedicioso y fangoso olor de la muerte,
que así, atravesado por versos de coetáneos,
unidos en la misma encantadora presencia,
han cruzado el umbral de la divina suerte.
sino de ser esencia de un destino,
criada en los más inaccesibles designios.

No pondré límites al infinito que me abraza,
ni al momento perfecto de nuestro encuentro,
ni deseo que honren mi alma por mis actos,
pues quizás no merezca el perdón por ellos,
tan sólo quiero dejar fluir mi recuerdo
por los campos y mares, los cielos,
y los más sinceros sentimientos.

Y aquél que comprenda mis versos,
entienda que mi libertad comienza
en el sitio justo donde el aire despierta
y cubre de bondad el universo
y la eternidad de mi imperturbable inocencia.
Será así, como todo empezó, entre sueños de amor,
sintiendo la melodía de la libertad en mis oídos,
sintiendo la verdad de las emociones
en el verbo que emana de mis composiciones.

Seré el poeta de esta tierra que forma mi esqueleto,
para siempre, irremediablemente eterno.
donde mi corazón se expande por este verso
que hoy sueña con el inmortal convencimiento
de que sea para ti algo más que un recuerdo.
Derechos reservados del autor – @Poemas 2011
Prohibida su reproducción sin la autorización expresa del autor


Miguel Á. Bernao

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