El papel es vulnerable,
la tijera, irascible en su corte,
las letras tiemblan de espanto
al ver amputado su significado.
La flor se esconde en lexemas,
ateridos al margen de la estrofa,
mientras, cruje el papel sin remedio,
por el vil corte, de este metal grisáceo.
Y es más fácil quemar, que cortar la palabra,
ya que mil grafías se forman en el verso,
y a todas quiere dar forma,
la triste tijera de mis recuerdos.
Por esto prefiero la hoguera al frío,
del corte incontrolado de tu silencio.
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