Me presentaron el aliento del silencio,
en una noche sin luz y sin recuerdo,
amontonado en una roída manta
con un dolor en el franco izquierdo.
Pensé que era tu voz que me llamaba,
con el hinchado eco del desprecio,
para ser llama en el eterno infierno
de tus frías noches de invierno.
Pero el dolor corrompiendo seguía
las entrañas de mi cuerpo,
el corazón derramado en sangre
suspirando por este encuentro.
A la muerte creí encontrar
en el dolor de mi corazón,
y ahora que te has marchado
vuelvo a morirme de hastío.
No se, si con tu disfraz regresarás
a curar este cuerpo resentido,
para por fin poder comprender
que es lo que me iba matando de frío.
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Prohibida su reprodución sin la autorización express del autor.
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Miguel Á. Bernao
Web: http.//www.miguelangelbernao.com
Precioso poema Miguel Angel. Mis aplausos. Siempre dolor con el desamor.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Teresa es lo que tiene el amor, que con su desamor vuelve a enamorarnos. Un abrazo
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