Puso el pintor en sus lienzos
los colores de la mar,
en el reflejo del cielo
las olas bajo la sal.
Por eso llegó el llanto
apresado en la pleamar,
con el resuello desenfrenado
y cansado de remar.
Buscando las gaviotas
que cruzan sin sopesar,
que el mar es traicionero
y cómplice de su pesar.
Puso el pintor en sus lienzos
un fragoso corazón,
entre tempestades y navíos
colmados de pasión.
Derechos reservados del autor – @Poemas 2011
Prohibida su reproducción sin la autorización expresa del autor
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Miguel Á. Bernao
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