lunes, 20 de febrero de 2012

Campos de oro y verde rama

Palpita mi sangre en el canto de un verso,
entre mareas de piedras y vides lozanas,
en los atardeceres de amarillo otoñal
y pestañas gruesas  entre ojos de lava.
El silencioso campo que cada día me llama
está sembrado de historia y segundos de drama,
pasiones ante el sol enardecido de sombras
y sudor sentido que el recuerdo rescata.
Soy campesino de ufana vida y tenue alma,
que al ritmo de tijeras y perdidas hoces,
desmonto vides de oro y verdes en calma,
el hollejo se escurre como sangre por la palma,
cuando el sol despunta estrellas en la cama.
Diminuta es la ventana que, esta noche cierra
las estrellas, en los sueños de mi almohada.
y recitando versos con sufrido ayuno,
dispuesto ante el sabor de un buen vino,
las manos abiertas al fuego del sarmiento,
prendo la imaginación soñando despierto.
La noche se me alarga como el universo
entre historias, cuentos y trajines,
 la ventana, lentamente se va abriendo
al campo soñado de mieses y vides.

Derechos reservados de autor @Poemas 2011
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Miguel Á. Bernao

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