De esta contemplación ondulante y descarnada
que en frágiles espejos se camufla como el agua,
pende el reflejo sosteniendo el cuello y la mirada
con la lágrima rota y la felicidad sutilmente saciada.
Llaman a gritos los sentidos, a los dormidos soplos
de los vientos, incinerados ante el rojizo sol despiadado,
con la densa sangre camuflada en mortal veneno
y la dorada arena en desiertos sin espejismos.
Me he convertido en llaga, a la espera del oasis
prohibido, que en los sueños e ilusiones se lleve
la espesura del horizonte, entre tanta tierra calada.
Allá, donde la sed ya no es necesidad humana,
dejé las tormentas empapadas, para que el mar
y sus tersas olas, lágrimas de esperanza lleven
a los cautivos desiertos de mi desconsolada alma.
que en frágiles espejos se camufla como el agua,
pende el reflejo sosteniendo el cuello y la mirada
con la lágrima rota y la felicidad sutilmente saciada.
Llaman a gritos los sentidos, a los dormidos soplos
de los vientos, incinerados ante el rojizo sol despiadado,
con la densa sangre camuflada en mortal veneno
y la dorada arena en desiertos sin espejismos.
Me he convertido en llaga, a la espera del oasis
prohibido, que en los sueños e ilusiones se lleve
la espesura del horizonte, entre tanta tierra calada.
Allá, donde la sed ya no es necesidad humana,
dejé las tormentas empapadas, para que el mar
y sus tersas olas, lágrimas de esperanza lleven
a los cautivos desiertos de mi desconsolada alma.
Miguel Á. Bernao
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"...lágrimas de esperanza lleven
ResponderEliminara los cautivos desiertos de mi desconsolada alma."
Me que quedo con el mensaje de esperanza de estos versos, aunque me ha gustado todo el poema.
Un abrazo