No siento frío, aunque desnudo recorra
la inquebrantable costra de tus inviernos
en este lago de silencioso resplandor
que retuvo las primaveras en el tiempo.
Parece ser que el recuerdo se paraliza
ante el vaho incipiente de la bruma
que del helado aliento toma la esencia
de los paisajes tristes y desolados.
Que sentido tuvo dejar llegar el invierno
y apoyar mi cabeza en tu nostalgia,
me pregunto como será el otoño
sin hojas que limpiar en las alboradas.
No siento frío y aunque la costra se reblandece,
el sol coloca sus rayos en mis manos,
para sujetar el calor guardado en este invierno
y llevarme por los horizontes...cerca de tu lado.
la inquebrantable costra de tus inviernos
en este lago de silencioso resplandor
que retuvo las primaveras en el tiempo.
Parece ser que el recuerdo se paraliza
ante el vaho incipiente de la bruma
que del helado aliento toma la esencia
de los paisajes tristes y desolados.
Que sentido tuvo dejar llegar el invierno
y apoyar mi cabeza en tu nostalgia,
me pregunto como será el otoño
sin hojas que limpiar en las alboradas.
No siento frío y aunque la costra se reblandece,
el sol coloca sus rayos en mis manos,
para sujetar el calor guardado en este invierno
y llevarme por los horizontes...cerca de tu lado.
Miguel Á. Bernao
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