Taciturno, en el desván de los recuerdos,
la ventana abierta al horizonte y los sueños,
ancorado en el vacío de un sentimiento,
llora el corazón, contrariado y enigmático,
latiendo en andanadas de lágrimas nostálgicas,
cubierto de polvo ante el soplo de un viento cautivo.
Es el reflejo del tiempo el que supura heridas
en los espejos sin reflejos que nos miran,
y parece que los universos se acarician
uniendo verdades en los ocasos de nuestra vida.
Así recurro a tu imaginación
con la esperanza prendida
en los inagotables momentos,
donde...en el desván de los recuerdos
sepulté inconscientemente mi inanimado cuerpo.
la ventana abierta al horizonte y los sueños,
ancorado en el vacío de un sentimiento,
llora el corazón, contrariado y enigmático,
latiendo en andanadas de lágrimas nostálgicas,
cubierto de polvo ante el soplo de un viento cautivo.
Es el reflejo del tiempo el que supura heridas
en los espejos sin reflejos que nos miran,
y parece que los universos se acarician
uniendo verdades en los ocasos de nuestra vida.
Así recurro a tu imaginación
con la esperanza prendida
en los inagotables momentos,
donde...en el desván de los recuerdos
sepulté inconscientemente mi inanimado cuerpo.
Miguel Á. Bernao
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