viernes, 14 de septiembre de 2012

Ambición

Cuando te marches cierra los balcones
que no se inmiscuya el desconsuelo
en tu ausencia y el temprano silencio
de mis estancadas y etéreas emociones.

Abriga tu alma con pétalos de lágrimas
que el frío no produzca más desgracias,
sopesa el camino incierto y ensancha
tus alas a la anchura del firmamento.

Supón que no alcanzamos someter el miedo,
la convulsión estremecida de las sensaciones
y afuera, con la perspectiva insustancial extinta,
recuerda, el modo y la forma de nuestra despedida.

Huye velozmente por los senderos del gozo,
que en ninguna parte redimirás desconsuelos
y abre el corazón con la sangre contrayendo
los recuerdos insufribles de nuestros flagelos.

Te ambiciono en el matiz de los silencios olvidados
por más que el hendido viento me traiga tus pecados.

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