Posteriormente de razonar tu rictus
se manifiesta espontánea mi carcajada,
previamente... un diálogo de actos inconscientes,
una mirada superpuesta en una fotografía
y el contacto del viento entre las sienes.
Ese café vencido en el efluvio de la pasión,
el ajuar interior sumiso de un perchero
y las lascivas sensaciones jugando con el clero,
el cigarro prendido, quemando el aire que nos une;
café de recuerdos en nuestros contemporáneos deseos.
Ahora mientras husmeo los ceniceros,
-aún el carmín de tus labios sangrando
y la noche envuelta en un hábito negro-
encuentro entre el recuerdo del espejo
la silueta desnuda de tu menudo cuerpo.
Y aunque ya he razonado tu rictus,
vuelve a manifestarse la carcajada
mientras me desquito el calvario,
de este amargo café solitario.
Café de recuerdos en los contemporáneos deseos.
Miguel Á. Bernao
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