Desconozco el paradigma de mi existencia,
ni tan siquiera, el protocolo preciso y justo,
para amarme como una existencia magnífica
e impenetrable, una exaltación excesiva y bella
que suplica sometimiento y comprensión plausible
al clero capitular de esta agonizante existencia.
Desconozco la persuasión del silencio calmado
la adecuación de mis emociones en los vacíos
y los remansos donde el alma descansa tranquila.
Desconozco el tiempo, que va transitando sin rumbo,
las oquedades del envejecido recuerdo perseverante
y tal vez la distinguida conciencia de mi existencia.
Desconozco conocerme, en las cautivas pesadillas
que declama mi subconsciente entre madrugadas
y noches desconsoladas de aguaceros infernales.
Desconozco la razón que me lleva a llorar por mi,
pero este abatimiento es suficiente para claudicar
en los deseos irrefutables del sumiso inconsciente.
Desconozco si tu sientes lo mismo que yo…
a veces toca combatirnos ... fascinada por tu poesía.
ResponderEliminarMuchas veces amiga Anabel, pero el espíritu siempre sobrevive al combate interior. Gracias por tus comentarios. Un fuerte abrazo amiga.
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