Me escondo como sombra tras la espalda,
como el sol ante la oscuridad estrellada,
me escondo… y no sé si resurgir de mi
y vengarme del miedo que me intimida.
Me escondo en el vacío, para que me arrincones
y poder seguir apaciguada mi penitencia
en los olvidos de los tiempos inmóviles
y los silencios incoherentes del murmullo.
Me escondo en un universo de ilusiones
en un verso desconsolado y polvoriento,
en las arrugas del tiempo imperecedero
en los angostos crepúsculos de los cielos.
Me escondo y siempre encuentro la manera
de urdir la huida de esta celda que me asfixia.
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