martes, 4 de septiembre de 2012

La monotonía del tiempo

La sensualidad de este juego desatado llamado vida, nos va sumergiendo en un continuo contraste de emociones y sentimientos, aunque tristemente, la mayoría de las veces, ni tan si quiera somos capaces de percibir estas sensaciones, por más que plantemos cara al tiempo, al desvelo de nuestras pesadillas o al fragmento e instante intangible de un reloj, que cabalga con inusitada rapidez y certera presteza. 

Actualmente el tiempo es imprescindible para privatizar nuestra vida, desterrarla del mundo de los sentimientos y las emociones. Así, nos adentramos en los días con la certeza de comulgar con las obligaciones cotidianas, emprendemos el camino hacia la monótona complacencia del trabajo bien hecho y de esta manera, al menos, sentirnos orgullosos de nuestros actos. La noche llega y el cuerpo descansa, e irrumpe el deseo y los anhelos, donde por fin descansamos y nos turbamos con la complacencia de nuestros sueños, nos cobijamos debajo de la almohada y deambulamos por contornos que la realidad nos quiere ocultar cada nuevo amanecer. Nos sentimos llenos de vida y de fuerza. Pero cuando el sol despunta sus anaranjados rayos, nosotros ya estamos despiertos, con los dientes limpios y el primer café en nuestro estomago. Se ha terminado el tiempo gozoso de nuestro descanso, donde mente, cuerpo y alma han transitado por nuestra propia felicidad.

Los sueños existen en el mismo fragmento de tiempo, en la noche y el día, el sueño y la realidad de nuestra vida. La mañana recién parida, es vida para el cuerpo pero tan bien para el alma, El sueño es tan inteligente que nos muestra el camino para conseguir nuestros deseos en esta realidad monótona, en la que cada día nos cobijamos sumisamente. Y aunque soy consciente de mis obligaciones como ser humano -cada cual con las suyas- también soy consciente de que mi felicidad es algo más que caminar por la monotonía de ellas. Por eso sueño despierto y cuando llega la noche, sé que aún esta guarda sus mejores galas para mis sentimientos y emociones.

Puedo decir que mi felicidad es hacer de cada día un nuevo sueño y un nuevo anhelo, obligando al tiempo ha regalarme más segundo de vida. No dependo del tiempo, dependo de la necesidad de hacer feliz mi existencia en esta vida, con mis monótonas obligaciones y mis inigualables sueños.


Miguel Á. Bernao

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