miércoles, 17 de octubre de 2012

La palabra

La palabra no es indiferente para nadie,
los receptivos intelectuales de ilusiones
y los soberanos avaros de entendimiento
bien saben de la influencia del sentimiento.
Otra cosa es entender el misterio de su credo,
los grabados de su geometría milimétrica,
las vísceras, las ortigas de su esencia sempiterna.
Volverá a morir el mundo entre silencios,
y yo responderé con la palabra, un verso
y una estrofa que desparrame primaveras
en el tránsito de las apacibles esperanzas.
Nadie pudo dar luz a las celosas oscuridades 
porque los quebrantos del olvido, de alguna manera,
siempre han persistido en el subconsciente.
Yo seré el poeta de tu esencia, no hay duda,
en haciendas de escarcha y mares silenciosos,
la verdad, la protesta, el candado de una lápida olvidada,
los rasgos hilvanados a la cara, tal vez un sueño,
quizás los crepúsculos y las tiernas serenatas.
Seré palabra escondida en un silencio,
el molde desecho de tu escultura viciada,
la paz, el amor, el alba, las plegarias.
Seré la indiferencia de una noche estrellada
que amó los limbos con la palabra calmada.


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