domingo, 21 de octubre de 2012

Un mismo cielo

Somos columnas de frío mármol
para el placer y los deseos prohibidos,
transeúntes de un tiempo ermitaño
prestado al sufrimiento y el regocijo
de los adormecidos sentimientos.

Un mismo cielo para distintas almas,
las tormentas salpicando conciencias
y el tiempo guiando sin freno la gula
del conocimiento y la deshecha materia.

Bien pienso que si pudiera huir de aquí,
llevaría el recuerdo anclado a mi presente
y volvería deshojando muertas primaveras 
y floreciendo otoños grises y recurrentes.

Voy siguiendo este sueño que cautiva mis noches
buscando la verdad de mi esencia impregnada
en los forzosos deseos de mis ilusiones prestadas.

Yo dejaré el lugar cuando se estrangulen las palabras
en los angostos y desprotegidos abismos terrenales,
mientras tanto seguiré a las columnas de frío mármol
y a las sombras de nuestras espontáneas emociones.


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