Llegarán las tristes noches
con la brumosa espesura,
sin alas los céfiros sueños
pereciendo en las esquelas
y el tiempo volverá dejando
melancolía en los espejos
y unos versos prendidos
a la luz de un sentimiento.
Llegarán los días de amor
en los ocasos del desvelo
con la pasión adormecida
en el silencio de un secreto.
Y yo, partiendo las rudas ramas,
con las manos ensangrentadas
recogeré los aguerridos frutos
de la arboleda de la desgracia.
Vuela alto, simple y tierna presencia,
que el cielo apartará las tormentas
al paso del recuerdo y la clemencia
del bramido irascible de tus penas.
Llegarán las tristes noches…
y yo, bailaré con ellas.
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