martes, 27 de noviembre de 2012

Si algún día

Si algún día, arribara mi muerte a los insensibles crepúsculos,
dejaría cortados los alambres que me unen a esta tierra,
y mientras el alma se desespera de vicio y de trajín,
contaría que llegué a ser una ermitaña y melancólica tristeza.

Por más que negara mi insufrible y pasional bautismo 
en los abrojos del recuerdo, por más que la esencia y el cuerpo
se mortificara, nací sin la fuerza del supremo orden, 
colmada la conciencia y la paz en calma.

Quiero convertirme en todo aquello que no he llegado a ser,
el agua dislocada, el viento que azota los efluvios del alba,
el fuego, cual brizna candente que empapa los fríos inviernos,
y la tierra, que no soporta más raíces y cardos que la hieran. 

Así, como esa libertad que tanto anhelo,
compitiendo con céfiros silencios y brumas,
dejaré el sudor entre las acartonadas venas, 
frunciendo el poder de mi libertaria esencia.

Si algún día, arribara mi muerte a los insensibles crepúsculos...


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