jueves, 6 de diciembre de 2012

¡Es verdad!

Vaya por delante mi predisposición
a entender el vaivén constante 
de esta vida incomprensible;
entiendo que no puedo comprender
como tan solo en el sueño alcanzo
los pormenores de mi existencia.

Aquí, en este presente oscuro,
la repulsión del ego enferma,
nos agrede maliciosamente 
y nos lleva de la mano por desiertos
de grava y enferma tristeza.

El caso es que aún creo en la libertad,
en el apego, la dulzura, el éxtasis del gozo,
la germinación del amor y la perpetuidad
del recuerdo secuestrado en el olvido.

Vaya por delante mi predisposición
a entender porque la vida sigue y el dolor
se manifiesta en los espasmos del frío,
y las primaveras abonan otoños y,
dejan en la margen del rio, las únicas hojas
que el viento no ha podido arrancar.

¡Es verdad!, hoy he querido crear mi mundo,
un espejo sin sombra, un destino en silencio;
he conocido mis miedos y el artificio del desapego
emocional de mis fastuosas emociones,
he convivido con la rastrera presencia de la muerte
y he podido entender el incomprensible deterioro
de un tiempo que no espera la caída de las hojas,
y si, la tiranía de una espera que arruga nuestra materia
y abre abismos descomunales y reniega de las sombras.

Vaya por delante la presunción de mi enfermedad,
esta locura que, con la fuerza desmedida,
se va llevando las pócimas del alma triste
al gobierno incomprensible de la humanidad.

¡Es verdad!, hoy he querido crear mi mundo.


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