Comprendo que te desesperes,
cuando cierro la puerta delante de tus narices,
pero, ¿no crees, que por hoy ha sido suficiente?
Me hablaste de todo y de nada,
pues perdiste el tiempo
merodeando lo incierto
del mundo que no te pertenece,
estancaste tu fuerza en saber
aquello, que alimenta tu vacío consciente,
y aún asi, tras recordar a la gente ausente,
no te preocupaste de tí,
ni tan siquera, de tu necesidad latente.
Por eso te pido, que llames a mi puerta,
tan sólo, cuando sientas que necesitas hablar de tí,
pues entenderé con este gesto,
que serás sincera y sabiamente correspondida
por las las palabras de aquél,
que ya cerró su puerta,
por no herir tu falsa hipocresía.
Miguel Ángel Bernao
Muy agradable la lectura de tus versos. Gracias por compartirlos.
ResponderEliminarMe alegro que mis versos, sean para tí, un adjetivo tan lleno de sosiego y paz.
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