En recuerdo de un gran poeta: Miguel Hernández
En este turbio oficio de poeta
con percha de alegres penas,
las rimas son fáciles y sentidas
donde las palabras se acomodan.
Al viento se las lleva la ilusión
con rima de sonetos olvidados,
al grito del alma resentida
que camina fiel a nuestro lado.
Somos voz del pueblo callado
que a voces clamamos justicia,
a veces respeto y comprensión
para esta, nuestra efímera vida.
Somos el consuelo del pobre
almas encerradas en cárceles,
esperando la cebolla y la tersa muerte
de esta vida tan triste y lejana.
Así pintó el campo Hernández,
en una España truncada de ilusiones,
entre el obligado pastoreo del alma
de sus poemas y humanas pasiones.
En este turbio oficio de poeta,
todos somos altivos pastores,
cubriendo el pasto del ganado
de esperanzas y versos nobles.
Soy poeta del viento que te ama,
a ti, mi querida vida soñada,
que en tus misterios encierras
la bondad de nuestra alma.
Y a ti, hombre que sigues mis rimas,
conciencia pido a tu intelecto,
para que el amor de estos versos
cubra tu corazón y el sentimiento.
Así, unidos pintaremos la vida,
con la fuerza del compromiso,
la cebolla, en trozos cortada,
y la triste lluvia, en esperanza.
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Prohibida su reprodución sin la autorización expresa del autor.
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Miguel Á. Bernao
Bella musicalidad le das a tu poema. Un placer leerte. Saludos.
ResponderEliminarMe ha encantado...siempre queda la esperanza... my bueno, saludos.
ResponderEliminarSi no fuera por la esperanza, qué nos quedaría?
ResponderEliminarBello mensaje. ¡Ojalá, algún día la humanidad tome verdadera conciencia de su misión en este mundo!
La esperanza,esa palabra que espera la llegada de su propio y real significado. Gracias amigos del alma. Un abrazo con todo mi cariño, por vuestros comentarios.
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