miércoles, 4 de enero de 2012

La vida en un espejo

Hoy me he ancorado al universo,
con las alas extendidas al viento
he surcado el cielo, y sin quererlo
me he asomado al balcón de tu mirada.
Desde aquí se observa el movimiento
de tu pasos con mas énfasis si cabe,
al almendro en flor he visto sonreír,
al agua domar su imperturbable cauce
enredando en sus pírricas raíces.
He visto a los críos deshojar las margaritas,
en la inocente primavera de su conciencia,
 a la sumisa anciana los dedos desdoblar,
 abrigando al invierno en las frías y tristes penas.
Veo como el irreprimible llanto del alma
empapa los amores de otoños nostálgicos,
desechando las hojas envejecidas y desprendidas
que llenan el edén con deseos arrinconados.
Observo la estación de tus costumbres,
en esa monotonía que creas en los trances,
los fragmentos de tiempo y las ensoñaciones.
Me escandalizo del odio que rescatas de la bondad,
de esta censura envidiada e inapropiada, que se ofrece
a los contornos que dispones fielmente para el hombre.
Y será que tristemente veo más perjuicio que alivio,
por lo qué, mi cuerpo ya no responde a la gravedad,
desgajándose del universo aterido a mis alas,
despeñándose al vacío, con el alma agrietada
por la visión aciaga de tu hiriente menosprecio
y este irrefrenable y caótico destino que desnuca el alma.
De la bondadosa libertad de ser al menos incomparable,
he hallado el momento de descubrir un franco refugio,
y no volveré a aferrarme sin la fuerza suficiente,
aunque mi destruida esperanza vuelva a demostrarme,
que la vida es un opaco espejo difícilmente inigualable.

Derechos reservados del autor – @Poemas 2011
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Miguel Á. Bernao

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