viernes, 30 de marzo de 2012

Por fortuna

Por fortuna ya no tiemblo
ante el silencio vacilante,
que la escéptica melancolía
siempre lleva a cobijarme,
de una ilusión profanada
en el misterio de un ultraje.

Por fortuna llevo esperanza
en las venas que se expanden,
e iracundas cortan el rojo
de la sangre de mis cauces.

Por fortuna la senda es el océano,
los alientos, el viento y el linaje,
y tú, tempestad que reaparece,
en la demencia de mi austero baile.

Por fortuna, moldeando las huellas
en la suave arenilla de mi cuerpo,
se van sembrando de perdones
los sentimientos de mis recuerdos.

Por fortuna soy la eternidad ansiada,
el momento y el desnudo desenlace,
de un perdón que se desprende,
por el dolor de mis sufridos trances.

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