miércoles, 31 de octubre de 2012

Los hombres

Los hombres no nacen cuando 
alumbran las silenciosas noches,
es el amor con su magnifica presencia
el que hace abrir las puertas 
y cerrar los candados oxidados.

Los hombres somos el compás
en el pentagrama de la concordancia divina,
la iracunda controversia de los placeres
corrompidos en los desbordantes infiernos
de las suntuosas alquimias de los deseos.

Entiendo que el recelo aparente de mi ego
venga arreciando tormentas al paso de las nubes,
tal vez, nunca te dije que preferí nacer sin ser visto,
y ocultar mi esencia en tus destierros melancólicos.

Los hombres no nacen cuando
alumbran las silenciosas noches sus conjuros.

Somos algo más que el molde del barro denso,
somos misterio, flores crecidas en desiertos,
con las raíces abiertas al manantial de los besos
y las entregas serviles del sórdido sentimiento.

Los hombres caminamos sin ser vistos…
al borde de una lágrima, cerca de un precipicio.


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